Sigue lloviendo. No empezó recién. Y no va a terminar luego.
Sigue lloviendo. Es rico el verano franchute. Tan rico como debe sentirse la tortura china esa de la gota de agua en la cabeza por sus buenos días. O la tortura mongola, esa cuando te dejan amarrado en la montaña en forma de X y te echan un poquito de sal para que la laman las cabras salvajes con sus simpáticas lenguas formato "papel lija que te saca la piel". O sea, del guan.
Sigue lloviendo. Es bueno el surraunsaun de la lluvia: es a todo cachete. Los efectos especiales también son buenos: con ventanas abiertas entra el diluvio universal, que aprovecha de mojar la cocina y también la pieza.
Sigue lloviendo. No me deja dormir, ni tampoco concentrarme en la nunca bien (en verdad jamás) amada tesis. No he podido escribir ni un párrafo. O sea, he escrito varios, pero los borro ipsoflatus. Porque me quedan mal, porque no me quedan tan bien o porque sencillamente no quedan. Me estoy volviendo como esos tipos que pueden estar 6 horas al frente de un puzzle hasta que sepan que "3 letras abajo, sinónimo de estólido, empieza con g" es gil.
Sigue lloviendo. Lo mejor que trae esta lluvia "matinal" son los mosquitos. Falta que me de dengue no más. Ya me picaron como 3 zancudos ninja (de esos que sientes como a la hora de la picada y que te pican más de lo normal, porque son ninja poh) y hay varias pseudo-moscas pegadas en la pantalla del PC. Ah, no se olvide de la polilla irritable: le apago la luz y me viene a batir las alas al lado de la oreja. Todo un convidado de piedra.
Sigue lloviendo. Veo el sol al norte. Me gustaría verlo en el sur. Ya echo de menos ver la cordillera (a ambos lados, o sino no vale) cuando llueve. Y allá, seguro que sigue lloviendo no me molestaría.
C:
Sigue lloviendo. Es rico el verano franchute. Tan rico como debe sentirse la tortura china esa de la gota de agua en la cabeza por sus buenos días. O la tortura mongola, esa cuando te dejan amarrado en la montaña en forma de X y te echan un poquito de sal para que la laman las cabras salvajes con sus simpáticas lenguas formato "papel lija que te saca la piel". O sea, del guan.
Sigue lloviendo. Es bueno el surraunsaun de la lluvia: es a todo cachete. Los efectos especiales también son buenos: con ventanas abiertas entra el diluvio universal, que aprovecha de mojar la cocina y también la pieza.
Sigue lloviendo. No me deja dormir, ni tampoco concentrarme en la nunca bien (en verdad jamás) amada tesis. No he podido escribir ni un párrafo. O sea, he escrito varios, pero los borro ipsoflatus. Porque me quedan mal, porque no me quedan tan bien o porque sencillamente no quedan. Me estoy volviendo como esos tipos que pueden estar 6 horas al frente de un puzzle hasta que sepan que "3 letras abajo, sinónimo de estólido, empieza con g" es gil.
Sigue lloviendo. Lo mejor que trae esta lluvia "matinal" son los mosquitos. Falta que me de dengue no más. Ya me picaron como 3 zancudos ninja (de esos que sientes como a la hora de la picada y que te pican más de lo normal, porque son ninja poh) y hay varias pseudo-moscas pegadas en la pantalla del PC. Ah, no se olvide de la polilla irritable: le apago la luz y me viene a batir las alas al lado de la oreja. Todo un convidado de piedra.
Sigue lloviendo. Veo el sol al norte. Me gustaría verlo en el sur. Ya echo de menos ver la cordillera (a ambos lados, o sino no vale) cuando llueve. Y allá, seguro que sigue lloviendo no me molestaría.
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