El título lo dice todo. Bueno, no todo, pero muy cerca del todo. 99% del todo. Casi todo. Solo le falta decir que hierbas, y esas me las se yo no más.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Plan de trabajo o de como C: no gusta de ordenar

Yo creo que el primer signo de madurez (y lo digo medio con miedo, medio con angustia... la parte de maduro me suena a duraznos pa' mermelá) es cuando uno comienza a darse cuenta de que tenemos pifias y que estas pifias (algunas, no todas) se pueden corregir. Digo algunas porque hay otras, como orejas chicas, cabeza grande (las dos, por si acaso), apurón para hablar (muy apurón, tanto que de repente ni me entiendo yo), apurón para decidir también (aunque algunas veces es una buena cualidad, sino habría que preguntarle a la Marce) y un tanto porfiado, pero esa es de familia (toda), que son más reticentes a la corrección. Las que se pueden corregir de repente dan un poco de lata corregirlas. Esas, no se las puedo acreditar a la familia... aunque quisiera (es más económico creo yo). Una de esas es que me cuesta comenzar a hacer algo que no quiero. Y me cuesta harto, a menos que tenga una motivación de peso pesado (yunque en la cabeza, charchazo maternal y/o torta, en particular esa de Milhojas con manjar que venden en la Papa.... uuuuuhmmmm sacrilegiooooooooso). Lo que tengo que comenzar ahora es la famosa presentación de tesis: no quiero porque es un tanto denso poner ideas en orden. Cuesta porque ,para mi, orden e ideas no van muy de la mano. Como que me tengo que proponer a mi mismo no dar jugo mientras trabajo, pero eso es fome. Además, si alguien ha tratado de conversar conmigo de algo se da cuenta que el hilvanar ideas consecutivas no es una de mis grandes cualidades: alguna que otra salta un tanto lejos. Pero un tantito no más. Ahora, con fecha cercana a la defensa (nota mental: comprar un escudo), tengo que terminar la burradita, con plan de trabajo y todo. Argh, también tengo que empezar a hacer el plan de trabajo ahora?...

C:

martes, 11 de noviembre de 2008

Vueeeeeeeeeeelta o de como desempolvar octetos

Voy a comenzar al estilo Barack Hussein (no le pongo link porque el socio tiene de sobra y porque no me gusta colgarme de la fama de otros, salvo la de Taldo y del Mago Oli, pilares fundamentales de tanta tontera junta que puede encontrar, más menos, por acá): Si se puede. Ojo (y oreja, esternón, píloro, cabeza, hombro, pierna, pie, pierna-pie diría Rata) que estoy seguro que sus asesores copiaron el eslogan del grito de batalla (perdida, pero quien lleva la cuenta... quizá Solabarrieta) de la selección de fútbol de Bolivia.

Si se puede. Se puede volver a escribir/perder tiempo/gastar energía hidroeléctrica/tomar café de manera descarada hasta crear úlceras que luego serán tema de discusión para volver a escribir en este blog. Yo ya creía que no iba a volver, en parte porque soy penca y en parte porque la parte que no es penca, en verdad es repenca. Soy penca completo. Pero no Dinámico (ojalá fuera Dinámico... con jugo de Frambuesa). Al final volví no más. Que se le va a hacer. No digo que me quede mucho rato por acá, pero mientras tanto puedo dar juguito (nuevamente, no de Frambuesa).

Para los que quieran saber los vericuetos que sigue C: (y que menos mal que no salen acá: no porque se vayan a horrorizar con la cantidad de sandeces que me mando por minuto, sino porque no digamos que mis periplos son como la camara viajera de Don Francis, muy a pesar de la semejanza que salta a la vista... o creen que me dejo barba porque me opongo rotundamente a la crema de afeitar?), me vine a Chile un rato antes de defender la tesis el 12 de Diciembre por los Parises. Me escapé del lindo clima parisino, ese con el rico frío matinal que enaltece la barbárica costumbre chilena de usar desodorante: antes de subir al metro, perro de ropa en la nariz me parece una buena idea. Me escapé de gastar plata, a pesar de que pagué el departamento del cual usufructa La Máquina, que desde hoy en adelante será llamado Mopet, por motivos de fuerza mayor. A todo esto, Mopet: acuérdate de botar el estantero de la cocina, por favor. Y de decirle a Ratita que me reponga la tapa del WC que rompió (si usted, asiduo lector/a se pregunta como lo hizo, saque un número). Yo le repondré a la vez la silla de playa de su balcón, la envidia de todo becario chileno en París, que me eché debido al exceso de confianza (así le dicen ahora al Smirnoff). Ah, y al final, si puedes (o sea, igual no te cuesta taaaaaaaaanto creo yo), puedes pegarle una barrida el departamento? Un poco aunque sea. Total, desempolvar no cuesta tanto.

C: