Yo creo que el primer signo de madurez (y lo digo medio con miedo, medio con angustia... la parte de maduro me suena a duraznos pa' mermelá) es cuando uno comienza a darse cuenta de que tenemos pifias y que estas pifias (algunas, no todas) se pueden corregir. Digo algunas porque hay otras, como orejas chicas, cabeza grande (las dos, por si acaso), apurón para hablar (muy apurón, tanto que de repente ni me entiendo yo), apurón para decidir también (aunque algunas veces es una buena cualidad, sino habría que preguntarle a la Marce) y un tanto porfiado, pero esa es de familia (toda), que son más reticentes a la corrección. Las que se pueden corregir de repente dan un poco de lata corregirlas. Esas, no se las puedo acreditar a la familia... aunque quisiera (es más económico creo yo). Una de esas es que me cuesta comenzar a hacer algo que no quiero. Y me cuesta harto, a menos que tenga una motivación de peso pesado (yunque en la cabeza, charchazo maternal y/o torta, en particular esa de Milhojas con manjar que venden en la Papa.... uuuuuhmmmm sacrilegiooooooooso). Lo que tengo que comenzar ahora es la famosa presentación de tesis: no quiero porque es un tanto denso poner ideas en orden. Cuesta porque ,para mi, orden e ideas no van muy de la mano. Como que me tengo que proponer a mi mismo no dar jugo mientras trabajo, pero eso es fome. Además, si alguien ha tratado de conversar conmigo de algo se da cuenta que el hilvanar ideas consecutivas no es una de mis grandes cualidades: alguna que otra salta un tanto lejos. Pero un tantito no más. Ahora, con fecha cercana a la defensa (nota mental: comprar un escudo), tengo que terminar la burradita, con plan de trabajo y todo. Argh, también tengo que empezar a hacer el plan de trabajo ahora?...
C:
C: