El título lo dice todo. Bueno, no todo, pero muy cerca del todo. 99% del todo. Casi todo. Solo le falta decir que hierbas, y esas me las se yo no más.

miércoles, 28 de mayo de 2008

El tiempo y algo más o de como se fue Jueguito


"Primavera: una de las cuatro estaciones de las zonas templadas, la transición entre el invierno y el verano. Astronómicamente, comienza con el equinoccio de primavera (21 de Marzo). A veces es considerada como los meses enteros de marzo, abril y mayo."


Claramente el tipo que escribió esto, debe haber trabajado su buen resto de tiempo en wikipediars. Las definiciones como ésta me hacen recordar el discurso de Don Nica en la Universidad de Talca (si, como Viña tiene Festival... Talca tiene Universidad), leyendo la biografía de Bernardo Origen de algún libro castellano que rezaba algo del formato "Bernado O'Higgins, libertador español, nacido en Chile".
La "niña rosa" como le dice mi señora madre a la cucarra estación se asomó un rato hace unas 3 semanas y de ahí, la chistosita, se fue de parranda. Sólo nos dejó nubarrones y lloviznas inconexas como otras entradas de este recodo virtual. Creo que hasta al alemán caucásico del Tiempo y algo más (el algo más creo que eran puras sandeces y uno que otro intento de chiste sabor peluca con talco) estaría sacandose los pelos de la cabeza por no saber cuando se van a acabar las oscilaciones climáticas. No entiendo como la gente soporta no saber cuando va poder tener un día con sol por más de 10 minutos seguidos. Con la cabeza más enredada que Gerald Bostock cuando escribió el Thick as a Brick, me pusé a caminar dirección depto. Tarde como siempre, cerca de las 4 de la mañana. Al parecer sigo con el horario chileno: no consigo producir antes de las 11 de la noche. Y llevo así su buen resto de tiempo. Creo que por lo menos desde que Jueguito se fue de la casa, a pasear por las Españas. Intereses de por medio (baños de tina y tocaciones varias) pesan más que el hogar para el pequeño. Aún más si te llevan acariciado. De no volver, a Rinconada lo iré a buscar. O si no, espero que vuelva antes que la primavera vuelva... si es que lo hace.

C:

domingo, 25 de mayo de 2008

Mistery Machine o de como hacer filita india

Eran como las 3:14. Lo dice fehacientemente la foto de la gauche, pero no la gauche caviar por siaca (acá somos de la gallá). Nótese el parecido con la insigne van de Scooby-Doo, pero probablemente esta huela un tanto mal comparado a la Mistery Machine, si es que un dibujo animado puede oler (yo siempre creí que Pig Pen era pestilente, pero parece que no lo es en segundas reflexiones).
De vuelta de la multifête de Pelao y la Jeanne en el Bar de la Amistad, por ahí por los Parises pero bien pa'dentro decidimos seguir la jarana. En la caminata hacia el Canal Saint Martin, que está un poco más pa'dentro (no me pregunten direcciones porque no nací para ubicarme... en realidad soy un desubicado), perdimos el metro. Perdimos varios en realidad, en parte por nuestra nula capacidad de afrontar la derrota a manos del sistema público de transporte y en otra parte por lentitud de los comensales. De a poco comenzamos a perder parte de los contertulios (es la vejez, es la vejez me repetía), para quedar solo 5 valientes, intrépidos, corajudos... pa' que exagero: los con más sed.

Como a falta de pan buenas son las tortas, cambiamos el vil y putrefacto metro por algo más adrenalínico: la velib, que son bicicletas "arrendables". La mía estaba buena, forreable (antes de que se sonroje, forrear es el jueguito de cabro chico en el cual uno rayaba la acera dejando apretado el freno trasero, ergo la rueda posterior se trancaba haciendo que el caucho se calentara y se pegara al pavimento) y con menos peso porque algún banlieusard le voló el canastico metálico. Al final, luego de los compatriotas lograran entender como poder los códigos y demases, nos fuimos en busca del famoso canal. Volver a andar en bici es como dice el ufemismo. El problema está en que a pesar que la memoria muscular vuelve, se demora. Algún pencazo me di. No muy grave: no hubo fractura de coxis o dolores de cartílago. Cuando todos estuvimos prestos, nos fuimos en filita india por las ciclovías (sip, existen y son únicas), M dirigiendo el camino, Carola cerrando la patrulla. Lo bueno de ese trayecto es que era en bajadita. Me acordé las bajadas del Cerro la Virgen en Talca (las subidas también, pero esas eran en auto dirección mirador con motivos menos "deportivos"), salvo que esta vez no llegaba a mi casa y no estaba en condiciones de hacer piruetas (casi pierdo el equilibrio al tratar de saltar de la acera a la calle, mea culpa y del tipo que se le ocurrió hacer las bicicletas en plomo hiperdenso). Ya en el canal encotramos más corajudos coetáneos coterraneos: parece que la noche parisina da sed. Y más si uno se pega un pique en bicicleta nocturna.

viernes, 23 de mayo de 2008

Encierro personal o de como ser elefante submarino


00:00 hora continental. No tengo idea de la hora insular porque los señores chutes tienen islas para regalar: todavía me sale sonrisa socarrona cuando me acuerdo la portada de los diarios galos luego de la derrota en el mundial del '06, diciendo que los jugadores franceses "retornaban a sus paises de orígen" (eso y que el cabezazo de Zidane "no fue para tanto"... inserte risas aquí). Y a esta hora, justamente, a esta hora, me doy cuenta que pasé todo el día encerrado. O casi todo el día, porque temprano salí para comprar los insumos básicos (dícese Palta, Pan, Pesto y Palta, en ese orden). Ah, Cristina, la palta( oh tesoro natural, secreto escondido a candado de oliva, verde como el verde debiera ser siempre y como debiera ser nunca) no es una fruta... es una nuez.

Lo del encerramiento es cuestión mía: me baja y me baja. No me sale y no me sale no más. Si tuviera tele en el encierro...no, mejor ni me imagino porque puede ser muy tentador. Creo que al final estaría con pelaje Mufasa sin olor franchute eso si, porque decencia (y desodorante) tengo, y psique casi formato elefante del zoológico de Lyon, de esos que a falta de espacio para caminar hacían pasitos de baile en una baldoza, pero mirando fijamente una pared durante sus buenas 5 horas. En todo caso, no llegaría a los extremos elefantísticos: cuenta la leyenda que uno de los elefantes, en medio del encierro carcelario brutal, decidió pasar a mejor (esperamos... por él y su familia de la sabana, no confundir con sábana) vida suicidándose en una fosa de 2 metros de profundidad que en esos lustros se llenaba con agua. Digo "quiso quitarse la vida", porque sacar la trompa no le costaba nada... fue una elección personal, casi existencialista (le voy a decir Gregorio Samsa en mi memoria). Y también me encierro por porfía, aunque tenga opciones: Carola me llamó para ir a "lo de los museos gratis". Idem Rata. Idem cuadrado de Iver. Yo, echado en la cama mirando el techo y rascandome el ombligo como si fuera a encontrar Petroleo Sangriento, pero con menos curitas vivarachos, decidí al final decir paso. Última vez, en serio. Última vez

jueves, 15 de mayo de 2008

Juanito o de como la tesis nunca es buena, mata el alma y la envenena

Intenté algunas cuantas veces explicarle lo que era Juanito, pero la cabra era porfiada porfiada del verbo porfiada conjugado en el pretérito porfiado. De esas que cuando uno dice sí, ella dice no hasta que el otro dice que no porque si sigue diciendo que sí, el monosílabo va a perder lo mono y lo sílabo o se va a gastar como suela de zapatilla Adibas o Diaborda. De las que martilla más duro de lo que pega un yunque ACME en la cabeza.
Es que Juanito no es cualquier burrá. En parte fue la primera prueba fehaciente de que no tengo una afinidad natural con la destrucción de aparatos de laboratorio. Yo creo que ya son míticas mis historias en el DFI por aquella vez en que mi paso por ciertos ramos experimentales produjo pérdidas sustanciosas a la Universidad: la máquina de ultrasonido la quemé, varios tubos de cuarzo se hicieron trizas (esto, mientras matabamos arañas de rincón con nitrógeno líquido... interesante concepto, bien Demolition Man, pero esta vez incentivados por profesores del área) y principalmente la bomba difusora, aunque para esa bomba la culpa es compartida con el pelmazo que etiquetó como Acetona la botella de Soda Caústica. No, no se asuste, no explota... aunque en las "capaces" manos de Diego y mías, probablemente el mal funcionamiento pudiera haber provocado estragos. Por otra parte, Juanito es mi experimento de tesis. Qué es lo que hace? no lo sé bien. Yo creo que ni el pobre cabro lo sabe. Pero de que se ve bien, se ve bien (hasta, diría, salió pintoso). Me acuerdo de él ahora, porque ya veo que se acerca el término del periplo europeo. Dreadful day o como quiera llamarlo. La tesis avanza a pasos... no puedo decir agigantados porque yo camino despacito. Tampoco a pasos lentos, porque pocas veces he sido de los que se quedan atrás en la cola, excepto cuando el desgraciado de Murphy entra en juego y me cambio de cola para ver que la cola de donde partí avanza más rápido que la actual cola. He dicho cola muchas veces... 5 es suficiente.
Pero de que avanza, avanza. La cola y la tesis (Ok, 6 veces es suficiente).

C:

domingo, 11 de mayo de 2008

Formalina 3500 o de como madre hay una sola

En estos días donde hasta el Hogar de Cristo tiene sponsor por el consumismo excesivo (y en el caso del HdC, creo que es una gran idea porque sólo vendiendo camionetas verdes en miniatura no se puede hacer mucho), a cada día le ponen algun apellido: Día de la Mazorca, Día de la Marmota, Día del Palo Encebado, Día de Los Pollitos Dicen, etc. Puede ser que haya que vender hasta el alma en este mundo actual de pacotilla y por ello tratan de vender lo invendible (dícese el último disco de René de la Vega), pero de repente, bien de repente, así como de chiripa "à la Fleming con sus honguitos" de repente, le achuntan a uno que otro nombramiento. Este fin de semana, le dieron el palo al gato (el pobre gato ése debe estar con el suave Politraumatismoencéfalocraneanosupercalifragilisticoespialidoso). Unas cuantas palabras solamente: Feliz Día!, le debo el regalo.
Esta parte es la parte difícil de escribir, no porque no salga fácil, sino porque hay mucho de donde elegir. Una vez me dijeron que uno se acuerda mucho más de los detalles de las personas que de los grandes rasgos. De mi vieja me acuerdo de los dos por igual, sólo que los detalles me sacan siempre sonrisas (a decir verdad, de los otros también), como por ejemplo que conoce el nombre de todos los repartidores de diarios, tarjeteros, vendedores ambulantes y maestros chasquillas de la región (todos se llaman igual: Amigo.); que tiene que hablarle a la mayor cantidad de gente desconocida posible sobre mi, para después no recordarse de nadie; que almuerza como a las 4 porque trabaja como china mandarina trabajólica bajo presión (culpa de ella puede ser que saliera tan ñoño, aunque las culpas son compartidas); que le achunta a mi nombre siempre a la tercera; que se ríe y me río; que se enoja y me río también; que puede cambiar de sujeto de conversación más rápido de lo que uno lo puede agarrar (clásica es la leyenda sobre como hablándome sobre verduras se le ocurrió hablar al aire sobre el precio de alguna cantidad irrisoria de Formalina, sea lo que fuere aquel compuesto, para volver a comentar el alza del precio de los porotos verdes); que nunca le achunta a la hora, aunque ande con reloj. En fin, que se le echa de menos como condenado y que se le quiere mucho.
Debería hacerle un monumento (formato Muralla China pa' verla desde la Luna, pero un tanto más colorinche... ella hubiera preferido un color del tipo, y cito, "conchodevinoterracota", molestias a parte de la Máquina por saber más de dos colores: negro y blanco) por aguantarme y a los otros 3, pero probablemente me diría que no, que es muy pomposo, que sólo quiere seamos felices comiendo perdices o saldría con alguna frase célebre Zen, como cuando terminó Estarguars y salían los lledis como el fantasma Tongas: "viste C:, todos somos seres de luz". Plop de parte de todos.

C:

viernes, 9 de mayo de 2008

Lanzapoleras o de como pega la mañana

Antes que todo (decir antes que nada me suena idiota, porque a) nunca me ha gustado la respuesta de Santo Tomás al que pasaba antes del tiempo y de la nada, que era algo así como "lo que pasa antes del tiempo y de la nada no son cosas que atañen a Dios", o sea, sácate un pillito poh, y b) antes de nada no hay nada, pero si uno piensa eso significa que la nada era algo y deja de ser nada... o no estoy entendiendo nada), Feliz Cumpleaños!.

Campitos agarraba la botellita de Kronenbourg como si se fuera a caer (en efecto, casi se le cae) mientras discutía con Rata sobre una infinidad de bandas de rock con nombres ominosos como Death o Opeth. No es que sean malas bandas, pero no las escucho asiduamente (al menos tan asiduamente como me rasco el cuarto metatarsiano del pie izquierdo... claro, y ahora me pica la burrá). C: cantaba a todo pulmón a las 4 de la mañana una canción de los Beatles que ahora no recuerdo, pero que con alta probabilidad era A Hard Day's Night, por insistencia de Carola. M y la Máquina estaban afuera del lar de los BravOviedo, fumándose el gogolésimo "pucho". De las discusiones de afuera no puedo decir mucho, porque en mi estado de flojera extrema con una pizca de comodidad, estaba casi atornillado al sofá (muy al estilo de mediocampista de equipo de viejos cracks, de esos que la ponchera los hace correr más rápido por la gigantesca inercia que les da y que les hace bolsa los meniscos porque parar un barrilito corriendo no se hace sin esfuerzo). Fue un buen final para el día, que ya había empezado tarde porque por los Parises es feriado: celebran el fin de la "Gran Guerra" (la que pelearon de verdad, creo). Lo celebramos como se debe, a pesar de no tener pito que tocar: no somos árbitros de nada. Cuando M entró, casi a las 6 (o esa es la hora que quería proyectar en mi cabeza), comenzaron a cantar algo sobre un tal Polaris, pero que se escuchaba claramente como Lanzapoleras. Me recordó mucho cuando uno confundía el inglés del Killing in the Name of en el colegio. La cuestión cayó en impetú: hora de irse. Ya a la salida nos dimos cuenta de que el solcito está pegando, sin clemencia. Con el horario cambiado y uno que otro reto de la negrita de enfrente por nuestros múltiples improperios en español (en verdad creo que le tenía ganas a Rata, pero esa es mi opinión poco informada), caminamos al metro. Veremos que se hace mañana dijimos. Eso no es del todo cierto, la correcta frase debe haber sido: "Esto fue un error... veamos que hacemos mañana".

C:

miércoles, 7 de mayo de 2008

Chalas o de como mi mamá no me las compró

Creo que eran Brooks. No es que me acuerde por el nombre del talco para pies (aunque es una buena referencia, para mi EL talco siempre fue y será el del pie feliz), sino porque Patrón gustaba molestarme en Educación Física (notable oximoron: nunca me educaron y jamás fue físico, salvo las veces que nos dejaban jugar a la pelota contra los malangas del 4to A) cuando me ponía el par de zapatillas más estándar que he tenido en mi historia. Nunca, creo, serán fetiche vintage de algún tipo de tribu urbana, a menos que esa tribu tenga por motto "no tener estilo". En realidad, como zapatillas sin rasgos característicos, eran harto cómodas. Hasta que pasaba la semana de uso, se les salía la planta (por dentro Y por fuera) y había que cambiarlas por otro par, de mismo estándar: estándar hasta las masas. Buen punto para los calzados Brooks era su bajo costo. Unico buen punto si lo pienso. Recuerdo que el reclame (para usar términos de la tele regional) rezaba algo así como "tú puedes ser el primer número 1 en usar Brooks" (este era el tiempo del Chino Ríos, del no estoy ni ahí y del Grande jogatore!). Yo me preguntaba cada vez si a la gente que estudiaba publicidad (que no se estudia por correspondencia, como bien rescataba la Máquina) les mostraban esto como ejemplo de como NO vender un producto. Al final tuve que convencer a mi vieja de dejar de comprar este tipo de, como decirlo, receptáculo plástico anticaminatas, y tratar otro tipo de zapatillas, porque sin exageración prefería mucho más jugar a la pelota con ojotas o chalas, à la Chumita que ponerme los trastos plásticos esos. Ahora que lo pienso, quizá por eso es que tengo tanta zapatilla botada en Talca, Santiago y los Parises, como para poder decir "mi mamá no me las compró". Pero poco importa, con el calor (cuidado con la confusión, de pequeño aprendí como lección importada por alguna asesora del hogar que el calor es cuando es poca y la calore es cuando es mucha) que está bajando quizá a pata pelada comience a transitar. Y claramente el talco para pies no será Brooks.

C:

El jueguito del bajón o de como casi me electrocuto

No es mío en realidad. Pertenece a Jorgito. Fue un regalo de cumpleaños (cortesía de Don Pedro Jara-Moroni, notable valor, excelente conocedor del quartier latin, mapa en mano eso sí), de esos celebrados en el boliche de Gambetta, donde los convidados de piedra son los vecinos que tocan el timbre . Al final el míster no se lo llevó y quedó como cachibache chez C:. Realmente, no es cachibache si lo comparamos con la cantidad de artefactos e idioteces que, de vez en cuando, considero necesarios (todavía tengo una llave que no le hace a ningún candado y un candado que no le hace a ninguna llave... en duplicado). El meollo (buena palabra, aunque algunas de sus partes me parecen excesivamente manoseadas) del asunto es que el jueguito, que consiste en 4 manijas prensiles que están conectadas por cables a un centro rojo con un botoncito que brilla mientras suena una música que hace parecer las codificaciones de sonidos del Montezuma (el uno, no el dos que nunca lo pude dar vuelta) como la Novena de LudwigVan y que envía un golpe de corriente al último que apreta el botón cuando la luz del botoncito se apaga, se transformó en el jueguito del bajón en mi casa. Lo que muy poca gente sabe es que una de las 4 manijas está mala, por lo que jugar de a 4 es la mejor opción para él que sabe: siempre se van a reír de "don (o doña, porque el mundo ya dejó de ser machista... naaaaa) gil que agarró la que no funciona". Una de las complicaciones, eso sí, de tal artimaña es saber cual de ellas está mala. Una opción es jugar sin saber, pero eso le quita el placer malévolo de reirse en la cara del que no sabe porque siempre pierde. La otra, es como muestra "el modelo" (Rata) en la figura: intentarlo uno mismo.

Yo no lo he hecho, porque no me gusta electrocutarme. Es más, para eso soy un tanto cobarde: desde que casi me electrocuté en el Laboratorio, quemé el fusible de la pieza (32 A, 400 V) y por poco me echo la fuente de poder de Juanito que prefiero no meter más "las manos en el asunto".

C:

martes, 6 de mayo de 2008

Conversación de pasillo o de como un pie con eficient es un pie feliz

"Bonjour", con la mejor cara de "si te sobra un poquito...".
Grillos de respuesta. A veces algún pato, pero claramente jamás Yañez. Es lo usual en todo caso. Las conversaciones de pasillo en el laboratorio no son de las simpáticas, salvo con contados especímenes que no guardan ninguna relación con el promedio (otros estadísticos incluídos, menos la moda porque me recuerda a Beatriz Vicencio) que transita por los pasillos. Hay dos de los que guardaré recuerdos, buenos y malos: el del LPS y el del LPT.
LPS significa muchas cosas, pero ahora se me viene solamente una a la cabeza: café. Cápsulas de café. Al menos 4 y máximo 7, aunque los records, como dijo Tony Stark, son para romperse (quiero una Mark 2.0, como cualquier cabro chico o adulto grande que haya visto Iron Man). Y todos los días, ah. Probablemente me haga mal, pero es eso o bajar la productividad a niveles cercanos a cero (cero en realidad, pero con algunas fluctuaciones despreciables). En el pasillo, con café en mano o sólo el vasito plástico como recuerdo de lo bueno que estuvo el menjunge cafeinézco, me topo con gente que apenas puede levantar la cabeza para decir hola. C:, con poca vergüenza y menos honra, dice hola como quien vendiera fruta en la Vega (lo he hecho, no es fácil). De repente me responden, de repente no. Yo continúo saludando en ese pasillo color mostaza añeja.
El otro pasillo no tiene mucho que envidiarle al del LPS en términos de "simpatía y buen humor", pero claramente es mucho más contundente en términos salubres: no recuerdo un día en que haya pasado por el pasillo del LPT en que no haya sentido ese olor a alpargata Iberia vieja, de esas que exigen el comercial de Eficient, mezclado con queso Roquefort añejado, con más hongos que de costumbre. Es como si algún viejo crack del Grupo de Renormalización (no es una corriente revolucionaria... ahora) se hubiera muerto y los otros viejos cracks lo dejaran en su escritorio para que alguna gran fluctuación lo devolviera a la vida, como el viejito que se despertó en su funeral. La cosa es que no es un buen lugar para pasear antes del almuerzo porque el hambre se va tan rápido como el deseo de quedarse ahí parado. Hasta que alguien te dice "Bonjour" de vuelta.

C:

lunes, 5 de mayo de 2008

Exquisita Pilsen o de como cambia la vida en la mañana

Luego de un fin de semana del que no quiero acordarme (y del que tampoco puedo por motivos psicológicos: clara ausencia de autocontrol y conocimiento de mis propias capacidades... físicas), decidí tratar de enmendar el rumbo de mi paupérrima vida parisina. Disculpas a todos lo que quieran saber que pasó en tan magnánima reunión el pasado Sábado. E incluso más disculpas a los que me vieron (el tiempo que estuve reconocible) asistir.
Dejando de lado todo el cuasi soponcio matutino (que nada tiene que ver con su raíz vernácula), me levanté tempranito. Para la Máquina, esto hubiera sido una abominación. Yo no lo considero tanto así: error de juventud es lo que más se acerca. Para disculpar mi exceso de responsabilidad, como aliciente a salir de la cama, mi pieza tiene doble función: de noche, digna y respetable morada, de día mezcla rara entre carpa a efecto invernadero y solarium naturista. Breve, C: estaba de pie y andando a las 7 de la mañana, sin ninguna ayuda de medicaciones externas (café no vale, C: sin café es como Cachureos sin Epidemia, porque el Gato Juanito me dejó de caer bien desde que le pegó un charchazo a su esposa que hacía de polola del Luciano Cruz-Coke en Amor a Domicilio). Estaba tan prendido (digamos, no-dormido mejor) que decidí echarle una limpieza a la casa (limpieza es un tanto exagerado para vuestros estándares, pero ahora ya no se ve "el sucio"). No quedandome más que hacer en casa, salvo ver el correo por la gogolésima vez, me dije a mi mismo (acá comienza el error de adolescencia... adolescencia de sentido común en todo caso) que podríamos salir a trotar, porque decir correr estaría alejado de la realidad. Oquei, guainot?.
Entre las 8 y las 9, mi barrio (ya le digo mi barrio, a pesar que conozco 3 cuadras con suerte, una de las cuales la conocí por mi proverbial sentido de la ubicación: no existe o de existir se limita a ubicar mi cabeza sobre los hombros) cambia radicalmente. Eso si, los "personajes" franceses siguen apareciendo. No sé porqué, pero al parecer París crea un ambiente propicio para peinar la muñeca. En outre, no aparecen sólos. Ya saliendo del depto, al frente de la prefectura de policía, 2 negritos hacen una especie de Macumba o tienen una crisis nerviosa porque parece como si les hubieran puesto corriente en las orejas, casi como en Jackass. Ni los miro mucho, cara de pocos amigos, salvo los que quedan en la peni. Una señora me ofrece una manzana que le sobra, porque al parecer me parezco a un loco de la tele francesa o algo así. Tranquilo el bobby ah, no me creo el cuento de chute: probablemente el socio sea el típico comediante fome medio inmigrante que habla medio rápido... Mmmm.
Cuando llego a la calle del parque donde voy a correr, esa que una vez recorrimos con Ojos de Aceituna antes que a los árboles les chorreara el verde por las ramas (o ya había empezado el verdor?), me pillo con el primer especímen. A estos tipos les gusta tomar cerveza en latas de medio, agarrándolas como por el trasero y manteniendolas equilibradas con sumo esfuerzo. Debe haber llevado unas cuantas (4 latas le conté, ordenadas como los pilares de "sucédaneo de mármol" de mi casa), pero al parecer las disfrutaba a todas de la misma manera: sentado en la banca verde, bajo el árbol verde, bebiendo de la verde lata. Espero que no haya estado verde por tomarse otra.
Sigo corriendo hasta llegar al parque. Incluso haciendo lo que hace un francés (correr con la peor pinta posible y oliendo aún peor) la gente me mira con cara de "No, no va a resultar". Pongo la mía de "Croissant aux amandes" y sigo corriendo. Dos vueltas a la fuente gigante que se ciñe al camino de, creo, plátanos orientales (me sé el nombre por alergias; si me preguntan por flores, todas se llaman igual, árboles o son catalpas o plátanos orientales) y aparece otro "bebedor compulsivo". Este, en todo caso, interactuaba más con sus alrededores: cada vez que pasaba al lado en formato acá vengo yo, lanzaba un gruñido. Pero no sé si era a mi o a la cerveza Amsterdam (era Amsterdam o Amstel, don't know, pero de que no era la primera, no era la primera). Tenía también esa cara de comercial ochentero de "Exquisita Pilsen", pero con más bronceado de cantina. Ah, se me olvidaba el aditamento que le daba caché al tipejo: Libraco de por lo menos doscientas páginas bien puestas. No sé cuantas de esas leía, o si podía leer, aunque igual me imaginaba con risa en la cara que era alguno de Sartre. Varios otros vetustos próceres se las daban de eruditos del procrastinar, con sendas cervezas también, continuando una conversación de años quizá (me pusé un tanto Macondo, pero es lo que se me viene a la chiruca). Atrásito del parque, créanlo o no, varios pergüetanos hacían lo que sólo puedo calificar de cimarra. Al darme cuenta que el cuerpo no me daba más para estos trotes (literales y no tanto), me volví por donde vine, no sin antes comprarme sendas manzanas convertidas en desayuno. En la mañana todo es diferente parece, hasta yo.

C:


jueves, 1 de mayo de 2008

Illinois o de como cae la teja

Uno siempre espera lo que no llega y siempre llega lo que uno no espera.
Esto lo digo no porque sea una procesadora industrial de clichés y ufemismos (aunque de repente el rubro industrial no paga mal), lo digo porque lo creo a ciencia cierta. Como cuando uno era chico y esperaba que le llegara el tremendo regalo para el cumpleaños o para Navidad, sólo para que una semana después anduviera botado por la casa, usado como pelota de fútbol por el hermano menor, trancador de puertas por la nana, pisapapeles sin peso por su propia decisión o sencillamente tirado en un rincón de la pieza, al lado de los regalos que habían pasado por la misma suerte, años atrás. Y ese que nunca diste un huevo por, ese que parecía comprado en frente del Eurocenter a un viejito parecido al ya clásico casero del colegio, ese que claramente apareció en Canal 13 junto con las copias de Bob Esponja hechas en tolueno como prueba irrefutable que los plásticos son dañinos cuando se incendian, se rocían con varicela y se les administra ya licuificados vía intravenosa a los cabros chicos, se transformó en el regalón. El que no soltabas ni para ir al colegio (o al baño o la piscina o a la casa del Blai pa' enseñarle lo que era el conjunto vacío). El que tus amigos querían sólo porque jugando con el artefacto se te prendían los ojos y la envidia los carcomía de a poco. Del que uno se acuerda todavía.
Yo no me esperaba llegar acá, haciendo lo que hago (que en verdad no sé bien todavía lo que es). Pa' los que no lo sabían, cuando yo era más chico, más ingenuo y claramente menos guatón, pensaba estudiar derecho o algo con libros llenos de escritura, bien Supertaldísitcos. Digan conmigo plop! o reflauta o alguna de Pepo. Le pegaba un poco a la memoria de los datos freak, como por ejemplo que el artefacto de Don Napo lo guardan en formalina como fuente de poder, muy al estilo Thundercats o cualquier monito animados ochentero de Domingo en la mañana traducido a la mexicana o a los cristales de dilitio (ahí si que no pongo link porque trekkie no soy). De un día para otro me cayo la teja que no iba por ahí el rumbo, que si apenas me entienden hablando español mis amigos menos me van a entender viejotes con arrugas en las pestañas cuando diga otrosí o fojas cero o algun vocablo de alta alcurnia, así que decidí ensayar en la Física (mi viejo debe haber tenido sus 16 músculos para sonreir hipertrofiados durante buenas semanas cuando le dije que quería entrar a J de Beauchef).
Tampoco me esperaba salir de la angosta franja de tierra, por tanto rato. No será mucho, tres años y minucias, pero pa' uno como yo, hogareño como él solo (digamos en verdad flojo y cómodo, suenan más veraces y menos "yo quiero ser presidente porque soy un hombre de clase media", llunou?), se veía un poco lejano.
Menos me esperaba encontrar buenos amigos (La Asefe en pleno presente). De esos que te levantan el ánimo cuando anda bajo, que saben donde picar para que uno se enoje casi al borde de lo irrisorio. De los que te conocen. De los que se saben la tallita del verano, que no la sueltan hasta que ya no te puedes poner nervioso porque todos la conocen.
Ahora, después no sé que pase. Quizá me vaya a los Estados Juntos para continuar siendo el eterno estudiante (no hay problema, espacio craneal no falta, ganas tampoco), en las tierras de Illinois o allieur. Probablemente me caiga la teja de nuevo por allá: estás harto bien, cabro.

C: