Se supone que los panoramas son para la entretención en el futuro próximo. O también para mirar el allende los Andes, en lontananza, a la distancia, desde el ya clásico mirador, ese a donde uno quiere llevar a la socia en las típicas noches estrelladas de película yanqui ochentera con Maiquel Llei Focs como protagonista en zancos, para mostrarle todas las (suyas propias y del derredor) bondades presentes. Pero el pasado güiquén es digno, bajo toda óptica (sea geométrica o cuántica, see references therein) de mostrarse como ejemplo de Panorama, incluso con la cancioncita un tanto gilipollas (si jóvenes, la palabra es con "s" al final: este recodo virtual lo educa también) que ponían cuando pasaban por la tele los eventos findesemanísticos. Si Yolanda Montencinos estuviera con nosotros, probablemente diría (siempre tocándose ambos pulgares con los índices de cada mano, como si hiciera un cero, y moviéndolos de manera simétrica con respecto al eje de simetría de la chiruca, mientras sus muñecas hacían movimientos de giroscopio y una luz con el terrible guataje iluminaba a la periodista, que miraba directamente a la cámara 3, y al panel de fondo, hecho en plumavit pintado de ordinario azul con el blanco símbolo del canal del angelito) que "el panaroma de este fin de semana es ominosamente extraordinario" o alguna frase con buenas palabras del tipo pregunta de término excluído. Bueno, en este caso, le hubiera achuntado medio a medio.
Viernes 25/04:
Ya me despierto y ya sé que nos fuimos al quinto pino (esa es pa' Diana, que probablemente lea esto el día en que me entienda hablar a la primera). Día cortito en el laburo, esperando el Sena en la tarde-noche. Café yanqui "estarbac" en Les Halles, con copucha all-inclusive. Más tarde comenzamos con algunas blondas al lado del río, mientras la banda improvisada Kusturicamanía aplicaba la canción de Gato Negro Gato Blanco (no confundir con el de tetrapack) por enésima primera vez. Estadísticas, tanto internas como externas, by Rata. Buena conversa, buena compañía, buen clima. Podría seguir con los buenos, pero no quiero gastarlos. Faltan todavía dos días.
Sábado 26/04:
En mi cama, dormían dos lolas. Antes de que usted, lector compungido por el libertinaje europeo que se exuda por la pantalla y llega a sus claros y límpidos ojos directamente a su dentror, transparente cual cielo del Elqui, déjeme asegurarle que no les hice mal alguno...
Bueno, después podemos definir lo que es el mal, es su sentido más epistemológico. Y pape para el siempre cochinón de Beauchef que siempre piensa solamente en la mardá. Para su tranquilidad, yo dormía en otra cama, alejado lo suficiente para no escuchar ronquidos y ruidos varios, de los cuales protegí mi psique (aún así igual quedó pa'l ñafle, para eso lea ci-dessous). Clau y Cristina llegaron un Miércoles, y debido a mi ñoñería, de la que culpo concretamente a la ausencia de UCTV y Pipiripao en mis años mozos cuando vivía en la muy nombe y muy leal, me dediqué a trabajar y sólo pude jugosear hasta el mentado güiquén. Es más, sólo desde la tarde del Sábado. En la mañana, temprano para los estándares de la gente pensante, me desperté y tomé el tren en dirección de la Polytechnique, donde junto con otros especímenes desprovistos de miedo a hacer basura sus meniscos, nos dedicamos a hacer correr nuestras poncheras detrás de la redonda. Luego de esto, usufructuamos del caregallo para hacer, como muy bien dijo Mr. Ford (sorry George, you're done being who you were) una "barbeque". Así es como la gente pudiente llama al coloquial asaito. Carne a la parrilla, blonda fría, "dentro de lo razonable" como bien argumentaba M, jugo o zumo, da igual. Un tiempo de esparcimiento virtual (I kid you not, en el X tienen "Street Fighter v/s King of Fighters 98" donde uno puede jugar gratis: claramente el nivel de ñoñez para no echarse los ramos pasando la mitad de tus horas de vigilia haciendo Hadouken no tiene tope), donde me sentí de vuelta en "los videos de la 1 oriente", para luego tomar el RER-B (pequeña siesta, gran olor) dirección Saint-Michel. Caminata con pan suedois, dirección Quai Saint Bernard, comme d'hab. Reunión con La Asefe en pleno, para despedir a la Ceci que se iba a Chile (un beso pa' usté!), mientras típicos paracaidistas 'chutes se acercaban a pedir amablemente vitales elementos. Tocarra de Iver, cantando "mi abuela/enumanoyo/no me trates de engañar".
Doble C (Clau y Cristina) llegaron más tarde, buen paseo se mandaron por París. Ya todo era o de piña o de manzana (4 para mí ese día, me volví adicto al azote de Eva). "Están de acuerdo?", les preguntaron a mis visitas, a lo que dijeron "Ah?". Eso quería decir, "Si, estamos de acuerdo en que vayamos todos al depto de C: a continuar lo que no quiere acabar". A veces se necesita traducción, lo dice alguien que siempre necesita traductor (se venden por separado). Metro Tolbiac, Cabalgata Deportiva Gillette hacia mi casa, conversa que claramente no se parecía a "Almorzando en el trece", pero más al Maldita sea del Salfate y del Pera. Vecinos alegando porque el cielo es azul. Algunos muertos en vida sobre mi cama, mientras Iver, Campitos y todos los demás gozaban de lo lindo de Eric, el sapo. Nunca supe cual era el verdadero nombre, porque la Clau le cambiaba los nombres como tipos de risa ella tenía. Y todos te hacían reir. Lo importante es notar es que Eric es un sapo, no una rana: lo busqué en internet como media hora a las 5 de la mañana (lo reconocerán por sus puntitos en la espalda, de eso me acuerdo). No hay nada que discutir ante tamaño adminículo. Sólo decir que fue el alma de la fiesta. Seguido muy de cerca por Doble C. Mejor, déjemoslo en Triple C: (regalo para ustedes dos, carefrutillas).
Domingo 27/04:
Despertamos tarde. Naaa, mentira: ellas despertaron tarde, yo soy C: por lo que la tontera me invade: desperté a las 10. 3 horas de sueño no hacen mal.
Salimos tarde. Naaa, mentira: ellas salieron tarde, son mujeres por lo que puedo culparlas de toda demora. Tengo que ganar en algo (Cristina, tus calcetines son excelentes como hisopos).
Fuimos a echarnos un rato al Jardín de Luxemburgo (quizá de ahí el repetitivo deluxe) bajo un buen pedazo de sol, luego de haber pasado en frente del Pantaleón (ni el bar, ni el edificio, un híbrido raro, como la inteligencia militar). Naaa, mentira otra vez: se puso a chispear a lo que debimos recurrir a salir del pasto y sentarnos en las sillas locales, que increiblemente no son robadas del jardín.
El Odeón les sonreía, mientras al dar vuelta la esquina veíamos la exposición de fotos del Figaro. A veces la envidia está totalmente justificada: fotos como esas salen una vez con suerte. Mucha suerte. Y tuvimos el gusto de verlas, con buen tiempo y en tamaño ándate cabrito (trademark del Hermes, que la lleva terrible). Café para mí, jugos (bebestibles y de los otros) para ellas.
De vuelta a la casa, ordenaron el bolso y vieron películas. Digo vieron: yo valía el chicle pegado en la suela del zapato que boté hace dos años tener pegado un chicle tan ordinario, o sea, nada.
A la mañana siguiente se fueron dejando el depto tal y como estaba. Naaa, mentira: estaba mucho más limpio.
Naaa, mentira: se sentía más vacío.
C:
Despertamos tarde. Naaa, mentira: ellas despertaron tarde, yo soy C: por lo que la tontera me invade: desperté a las 10. 3 horas de sueño no hacen mal.
Salimos tarde. Naaa, mentira: ellas salieron tarde, son mujeres por lo que puedo culparlas de toda demora. Tengo que ganar en algo (Cristina, tus calcetines son excelentes como hisopos).
Fuimos a echarnos un rato al Jardín de Luxemburgo (quizá de ahí el repetitivo deluxe) bajo un buen pedazo de sol, luego de haber pasado en frente del Pantaleón (ni el bar, ni el edificio, un híbrido raro, como la inteligencia militar). Naaa, mentira otra vez: se puso a chispear a lo que debimos recurrir a salir del pasto y sentarnos en las sillas locales, que increiblemente no son robadas del jardín.
El Odeón les sonreía, mientras al dar vuelta la esquina veíamos la exposición de fotos del Figaro. A veces la envidia está totalmente justificada: fotos como esas salen una vez con suerte. Mucha suerte. Y tuvimos el gusto de verlas, con buen tiempo y en tamaño ándate cabrito (trademark del Hermes, que la lleva terrible). Café para mí, jugos (bebestibles y de los otros) para ellas.
De vuelta a la casa, ordenaron el bolso y vieron películas. Digo vieron: yo valía el chicle pegado en la suela del zapato que boté hace dos años tener pegado un chicle tan ordinario, o sea, nada.
A la mañana siguiente se fueron dejando el depto tal y como estaba. Naaa, mentira: estaba mucho más limpio.
Naaa, mentira: se sentía más vacío.
C: